En un contexto donde el país se encuentra polarizado por ideologías y enfrentamientos políticos, la literatura emerge como un refugio y una herramienta de reflexión. En 1922, César Vallejo nos presentó "Trilce", un poemario que se convirtió en un enigma de la vanguardia literaria peruana. Pero, ¿qué hay detrás del poema que lleva el mismo nombre?
"Trilce", el poema, nos habla de un lugar inalcanzable, un espacio que, aunque siempre presente, parece estar siempre fuera de nuestro alcance. En tiempos de incertidumbre, este poema resuena con fuerza, recordándonos la búsqueda constante de un espacio, ya sea físico o emocional, donde encontrarnos a nosotros mismos.
El debate sobre el origen y la relación entre el poemario y el poema ha generado diversas teorías entre los críticos literarios. Pero más allá de las teorías, "Trilce" nos invita a reflexionar sobre los misterios de la vida, sobre lo que conocemos y lo que está más allá de nuestro entendimiento. En un momento donde el país busca respuestas y soluciones, la obra de Vallejo nos recuerda la importancia de la introspección y la búsqueda interior.
Trilce
Hay un lugar que yo me sé
en este mundo, nada menos,
adonde nunca llegaremos.
Donde, aun si nuestro pie
llegase a dar por un instante
será, en verdad, como no estarse.
Es ese sitio que se ve
a cada rato en esta vida,
andando, andando de uno en fila.
Más acá de mí mismo y de
mi par de yemas, lo he entrevisto
siempre lejos de los destinos.
Ya podéis iros a pie
o a puro sentimiento en pelo,
que a él no arriban ni los sellos.
El horizonte color té
se muere por colonizarle
para su gran Cualquiera parte.
Mas el lugar que yo me sé,
en este mundo, nada menos,
hombreado va con los reversos.
—Cerrad aquella puerta que
está entreabierta en las entrañas
de ese espejo. —¿Está? —No; su hermana.
—No se puede cerrar. No se
puede llegar nunca a aquel sitio
do van en rama los pestillos.
Tal es el lugar que yo me sé.